¿A dónde vas?
Por Sheij Mohaammad Abdullah Ansari
Sabes que no es posible describir a Dios y que las palabras no son adecuadas para expresar verdades profundas y sabes que los libros sólo pueden señalar el “camino”, que las personas que “buscan” a Dios no van a encontrarlo fuera de ellas mismas. Pero también las palabras y expresiones que usamos continuamente para expresar ideas de la “senda” espiritual pueden, en realidad, conducir a malentendidos y hasta ser obstáculos en nuestro “progreso”.
La verdad es que no hay lugar para ir o cosa para encontrar, todo ya está enfrente de nuestras narices, ya estamos, ya llegamos. “Sí, hemos creado al hombre. Sabemos lo que su mente le sugiere. Estamos más cerca de él que su misma vena yugular.” (Corán 50:16)
¿A dónde vas para encontrar a Dios? El problema es que estamos ciegos y no podemos sentir todo lo que hay para sentir, la presencia de Dios en nosotros mismos. Dios penetra todo lo que existe o mejor dicho, todo lo que existe está hecho de la materia divina, compuestos divinos, componentes de la esencia del Padre o en lengua científica, bytes de información o súper cuerdas, la Energía Suprema. Así que, “buscad y hallaréis…” (Jesús, Mateo 7:7) funcionaría si estuviéramos buscando en el lugar apropiado, pero noooo, estamos buscando en todas partes excepto el lugar apropiado – bueno, no es un lugar, es todo lugar pero no vemos porque no sabemos lo que buscamos. Busques a Dios, ¿qué es Dios? Buscas la iluminación. ¿Qué es eso? Buscas el Reino de Dios. ¿Qué es eso? Buscas la paz. ¿Qué es eso? Cuanto más ideas o conceptos tienes de cuáles son esas cosas más lejos quedas.
Profundamente enterrado dentro de cada quien reside la Verdad. No inventes ideas de qué o cómo es, eso sólo impide el “progreso”. No queremos adquirir nada, queremos quitar un montón de basura que nos separa de nuestra realidad.
El nafs/ego es muy listo y usa nuestros deseos de ser bueno y hacer lo correcto a nuestra contra. Es por eso que el Profeta llamó al Islam el camino medio (bueno, también el Buda llamó a Budismo el camino medio), cada cosa se convierte en su opuesto al cruzar una línea. Tenemos que desear a Dios para encontrarlo pero en un punto nuestra ansia se vuelve a un obstáculo, una barrera entre nosotros y Dios. Es que si nos esforzamos de más y esa forma de esfuerzo y deseo crea una tensión física, emocional, energética y espiritual que bloquea la entrada de la guía divina así como cubre cada vez más el corazón, la conexión con Dios.
El Bhagavad Gita dice: “Sólo el trabajo es tu privilegio, no los frutos de él. Nunca permitas que los frutos de la acción sean tu motivación y nunca dejes de trabajar. Trabaja en el nombre del Señor, abandonando todo deseo egoísta. No seas afectado por el éxito o fracaso.” Es decir, deja de buscar algo que no sabes qué es, ábrete, vacíate, convierte en un vasija para que Dios pueda llenarte.
“…y luego lo forma con arreglo a su función (al hombre), Y (Dios) sopla en él Su espíritu y os dota de oído, de vista, y de sentimientos además de mentes…” (Corán 32:9)
Estamos en estos cuerpos y este mundo para hacer la conexión con la Fuente, es como la semilla de un árbol, no es el árbol y si no brota no crece para realizar su destino de ser como su padre. El cuerpo humano está equipado para usarlo en la transformación a la unificación con la Energía Suprema. Es a través del cuerpo que podemos llegar a conocer a Dios. Él sopló Su espíritu en nosotros; el aire y la respiración siempre han sido usados en todas las tradiciones para conectarse con Dios. Físicamente el aire y la respiración son las cosas más inmediata (ahora, presente) que existe en el mundo material, concéntrate en la respiración y estarás en el momento libre de fantasías del pasado y del futuro. Cuando respiras, no pienses que estás respirando sino que Dios está respirando a través de ti. El aire te da vida y la esencia divina del aire te conecta con la Fuente de todo.
Piensa en Dios con cada inhalación.
La Tariqa Sufí Ansariyya
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